Trayecto: Narbonne - Carcassonne - Narbonne Distancia recorrida (tren): 120 km
Nubes que rompen el azul del cielo, contrastes que hacen despertar con ilusión y energía.
La mañana tenía un color distinto ya que, después de 4 días pedaleando, hoy tocaba visitar la ciudad de Carcasone, situada a 60 km al noroeste de Narbona.
Carcasone es una ciudad con un encanto especial gracias a "La Cité", una ciudad medieval amurallada construida sobre las ruinas de una antigua fortaleza romana y, posteriormente, una bastilla. Una joya que en esta vuelta al mundo no quería perderme.
Así que desayunamos en el alberge, mmm otra vez nos pusimos las botas (no podían faltar los croissants de los que me estoy hinchando) y seguidamente buscamos la estación de tren. El motivo por el que esta vez no cogimos las bicicletas es que Carcasone se aparta mucho de la ruta y, además, necesitábamos un pequeño descanso.
Llegamos a Carcasone a media mañana y, rápidamente, nos pusimos en marcha preguntando en información turística por el castillo, para poder disfrutar cuanto antes de ese maravilloso lugar. Después de dar alguna vuelta y conocer Carcasone llegamos al castillo y, antes de nada, me comí otro croissant, cumpliendo así otro de los sueños de mi viaje. Recorrimos la muralla y nos adentramos en las entrañas de esta maravilla, gozando así de una experiencia de lo más parecida a un regreso a la era medieval.
Otra de las cosas que más me sorprendió fue la cantidad de tiendas y restaurantes que hay en su interior; y fue en uno de esos restaurantes, uno que parecía caro y especial por su pintoresca situación, arrinconado bajo un techo de ramas y hojas, donde comimos un plato típico llamado "casolette", a base de habas, pato, butifarra y especias. Me recordó a la fabada.
Con el estómago a reventar dimos un paseo y nos relajamos al lado del tranquilo río L'Aude, muy cerca del castillo. A falta de una hora de la salida del tren y para rizar el rizo, pasamos por la iglesia de San Vicente, donde subimos unas largas e infinitas escaleras de caracol hasta lo alto de su atalaya, desde donde se podían observar unas hermosas vistas de la ciudad y del Castillo al fondo, algo increíble.
Al finalizar cogimos el tren de vuelta a Narbona, donde nos esperaba el albergue del día anterior y donde descansamos y cenamos con cosillas que compramos en un supermercado.
De nuevo el día de mañana estará dominado por horas y horas en la carretera. Hasta mañana... y que descanséis... yo lo haré!!
Around the ball
Si esta etapa fue genial!! Sin mucho estres y comiendo bien. Jeje