Trayecto: West Haven - Nooseneck
Distancia recorrida: 135 Km
Tiempo circulando: 9:22 horas
Velocidad media: 14 km/h
Tiempo: Sol y nubes
Pasar de la hospitalidad maravillosa a la inhospitalidad desastrosa. Ese día lo recordaré como el día en que me desperté durmiendo en un sofá y acabé acampando, escondido, en el medio del bosque con algún sonido de disparos de algún cazador lejano.
Un buen amanecer y con unos buenos días entré a la maravillosa casa de la familia Garret, viéndolos despiertos ya, pregunté por pasar al baño para luego tomar un desayuno, ni demasiado grande ni demasiado escaso, pero si ofrecido con el corazón mas sonriente.
A partir de ahí despedidas tristes pero felices y la misma historia de ayer; pero con la diferencia de pasar por bosques llenos de arboles en vez de ciudades llenas de semáforos. Con los inconvenientes lógicos de encontrar tan sólo un punto de supermercado para comprar un poco de pan y jamón para hacerme unos ricos y nutritivos sándwiches, recorrí una buena parte del tramo.
Bellos paisajes. De nuevo con subidas y bajadas, pasando por Rhode Island entre otras zonas en las que, por ejemplo, debía coger un ferry histórico para pasar de lado a lado y en el que incluso puedo decir que caí bien al señor que vendía los tiquets y que me regaló el pasaje de dos dólares de ida, que debía pagar por el cruce.
Pasado el bonito ferry seguí de subida en bajada. Alguna más dura que otra hasta alcanzar el objetivo de 110 kilómetros que me había impuesto antes de empezar. A partir de ahí gente que no se ofrecía a ayudarme y que prefería que me arriesgara a dormir en el medio de la nada antes que en su jardín. Con palabras tan extrañas para mis oídos como las pronunciadas por una señora diciendo: -Es que no me siento confortable contigo en el jardín. Por lo que continúe mi camino hasta la noche.
Los últimos en preguntar fueron una pareja que, por lo menos, me ofreció agua para poder continuar con esa búsqueda en la que ya cansado de preguntar a alguien que me diera un pelín de ayuda me paré en una parte algo más arbolada de lo que me hubiera gustado estar; pero algo mas escondido y protegido de los cazadores que rondaban la zona buscando ciervos.
Con muchas incógnitas y con pocas ganas de cocinar me instalé en esa zona y encendí el gas para preparar unos spaghetti con tomate para pasar el hambre tremenda que llevaba encima.
Sin más ganas de estar pasando el frío de la noche de la zona, me metí en mi saco de dormir y me acosté con la sensación perfecta de que descansaría algo en ese lugar y que nada malo iba a ocurrir.
Etiqueta: La vuelta al mundo
24 / 06 / 16