Tiempo: Nubes y solete por la tarde
Cómo no pude probar las mojarras el día anterior, Jesús me preparó una sorpresa y, después de que Gabi me dejara en la universidad para llegar a casa de Elena en el metro Rey, quedamos para salir de allí a su casa y tratar de arreglar también los desperfectos de la bicicleta sin saber cuáles eran sus intenciones reales.
Aún así bien pronto quedaron claras cuando paramos en una pescadería y compró ese pescado grande para llegar a su casa donde me presentó a su mujer y a su nieto recién nacido.
Después comimos unas tomatadas cada uno que consistía en unas tortillas rellenas de queso en salsa de tomate en su acompañamiento bien ricas. Con el estómago lleno de buen desayuno, preparado por su mujer, ya nos dedicamos de lleno en la bicicleta.
Arreglamos el freno trasero que llevaba un tiempo sin responder bien y mejoramos un poco el rodamiento de la rueda delantera que ya estaba un poco mal. También la engrasé por completo quedando lista para la venidera entrada a USA.
Ya con la bici al 100% empezamos a preparar el almuerzo comprando algunas cosas que faltaban en el mercado y recibiendo a David y Don José, otros amigos cicloturistas. Don José tiene nada menos que 66 años.
Con ellos estuvimos tomando un aperitivo de chips o conchitas mexicanas, amenizado por unas cervezas Modelo y Victoria, mientras Jesús preparaba el plato fuerte de las mojarras.
Una preparación, con la barbacoa, de fritura con cebolla y ajo en la que tardó unas dos horas. Con el pescado ya en la mesa llegó Eliz, otra de las amigas que me recibieron el primer día y que le apetecía comer esta delicatesen, que resultó ser.
Un pescado frito buenísimo al que parece que le pongan alguna receta secreta; pero que era bien simple y el truco era tener el aceite muy caliente y moviendo constantemente el pescado para que quedara crujiente, pero no quemado. Una maravilla!!!
En la comida estuvimos platicando de la salida a Laredo y como se iba a hacer. Me comentaron que querían acompañarme y vivir una bicicletada, todos juntos, en mi camino a USA, algo que sería genial; pero que se tenía que cuadrar fechas para concretar y hacer algo bien organizado.
Después, y con más ganas de conocer, salimos a la cúspide del Cerro del Obispado en la ciudad de Monterrey. Se encuentra la Bandera Monumental más grande de México. Abierto el 24 de febrero de 2005 para celebrar el día de la Bandera de México. Con un asta que pesa 120 toneladas y mide 100.6 metros de alto; una bandera que mide 50 x 28.6 metros y pesa 230 kilogramos (el doble que cualquier otra bandera monumental del país), el Mirador del Obispado es llamativo tanto para turistas como para los locales. Algunos días de importancia nacional, como el Día de la Bandera, el Día de la Independencia (Septiembre 16) y el Día del Ejército y la Fuerza Aérea; son conmemorados con honores que algunas veces incluyen espectáculos de luces, juegos pirotécnicos y presentaciones artísticas como danzas regionales, musicales y conciertos. El cerro y el mirador reciben su nombre por el edificio construido en los alrededores, el Palacio del Obispado, que data de finales del siglo XVIII y actualmente funciona como museo. A una altura de 775 metros sobre el nivel del mar, el Mirador del Obispado consta de una explanada circular de 40 metros de diámetro con el asta bandera en su centro. Realmente se veían unas vistas espectaculares desde ese punto y del que pudimos disfrutar tanto de la puesta de sol, como del inicio crepuscular de la ciudad de Monterrey eso si la bandera de la que hablo no estaba...
De ahí volvimos, para dejar mi bici, hasta la casa de Elena y nos comimos unos tacos tremendos para dar la traca gastronómica y cultural final que se merecía este fabuloso día.
Etiqueta: La vuelta al mundo
14 / 04 / 16