Frio y Nublado
En el día después del extraño atraco a mano armada que sufrió Fernando, el miedo no es el único síntoma postraumático y ya no solo para él, que estaba pensativo, analítico y preocupado por la situación como era normal, también lo era para mí que, aunque no lo hubiera vivido en primera persona, estaba suficientemente cerca de todo y me daba la sensación de que podía pasarle a cualquiera en cualquier momento. Con un poco de neurosis al salir a la calle y fijarme en todo lo que nos rodeaba estaba cogiendo algo de tirria a la sociedad de Guatemala, por este tipo de situaciones y sobre todo por la sensación de vigilancia que en la calle parece existir, no hay un solo segundo que la gente no te salude o te mire de reojo. Es tal esa sensación que al final, después de lo acontecido y los consejos de los expertos en seguridad, había que tomar todas las medidas necesarias y las precauciones que fueran posibles, sin entrar en la obsesión. También a Palmira, a unas horas de salir a Salvador, el jefe de seguridad de su empresa le riñó por la confianza que últimamente estaban mostrando, que los guatemaltecos tienen carros con cristales entintados y van de una cuadra o manzana a otra en carro, no porque sean tontos sino por seguridad y le propuso una serie de recomendaciones a seguir para que no volviera a suceder, o minimizar, las opciones de los atacantes.
Después de que Palmira saliera de viaje, dejándonos solos, comimos con Valentín y con él descargamos un poco los nervios acumulados charlando del tema. Como nos quedábamos pensativos y sin mucho que hacer por la tarde decidimos salir en taxi, sin tomar riesgos, a ver el museo Ixchel. En 1973, el museo Ixchel del Traje Indígena surgió como un tributo a la tradición textil guatemalteca y se llama así en honor a la deidad prehispánica del tejido y la fecundidad. El museo es una entidad privada sin fines de lucro la cual, además de contribuir a la difusión y de enriquecer el conocimiento de la riqueza cultural del país, también colecciona, documenta y exhibe el patrimonio textil indígena de Guatemala. Tal vez la labor más importante de ese museo es la conservación de trajes indígenas que, con el paso del tiempo y de la modernidad, van desapareciendo. El edificio que alberga al museo, ubicado en el campus de la Universidad Francisco Marroquín, fue diseñado exclusivamente para exhibir y conservar este tipo de patrimonio cultural. Además cuenta con un programa de revitalización de la cultura autóctona en las áreas rurales del país. También promueve la investigación histórica de procedimientos antiguos para elaborar telares y contribuye a la publicación de esos estudios. Con lo que era muy interesante e instructivo, aunque no conseguí desconectar del todo del suceso de día anterior.
Lo que si me ayudó, un poco más, fue el otro museo que se encuentra en la misma universidad: el museo de Popol Vuh. El Museo Popol Vuh fue fundado en 1977 por Jorge y Ella Castillo, a partir de su colección privada de objetos arqueológicos y coloniales. Ya desde los años sesenta, la colección Castillo se consideraba como una de las mejores en Guatemala, y varios objetos de la misma habían participado en exhibiciones internacionales sobre el arte prehispánico de Guatemala. EL MUSEO POPOL VUH, lleva el nombre en honor al libro escrito tiempo después de la conquista española. Tres ancianos de la etnia Quiché (K’che) acudieron a un dominico para que escribiera este libro (el libro de la comunidad) en su lengua y en español. En este libro se relatan las historias sobre la creación del ser humano, así como una narrativa sobre los Quichés. Se describe cómo aparecieron paulatinamente los hombres de barro, los hombres de madera y los actuales hombres del maíz. El museo ofrece una colección de arte que data de los tiempos prehispánicos y colonial, dentro del museo sus colecciones cautivan y transportan a sus visitantes a la Guatemala prehispana, donde la alfarería y los primeros trabajos de diseño muestran el gran potencial humano de antepasados indígenas. En el mundo existen muy pocas colecciones del arte maya, una de las mejores es la que se encuentra en las instalaciones del Museo Popol Vuh, es una de las principales en el mundo ya que cuenta con una extensa variedad de piezas construidas por los mayas. El recorrido nos mostrará cómo los mayas fueron perfeccionando sus técnicas para llegar a fabricar piezas en materiales como cerámica pintada, jade y platería. Uno de los mayores atractivos con los que cuenta el museo es la fascinante colección de urnas fúnebres, procedentes del nNoroccidente de Guatemala. En esta colección el visitante logra apreciar el respeto y creatividad que tuvieron los mayas para quienes abandonaban esta tierra. El recorrido nos transporta también hacia la Guatemala del siglo XX. La sección de Arte Colonial del Museo Popol Vuh posee una colección de máscaras que en el pasado fueron utilizadas en danzas ceremoniales, muestras de platería, pintura y trajes de la época. Sin lugar a dudas es el Museo Popol Vuh es el lugar perfecto para indagar sobre el pasado de Guatemala.
Cuando terminamos, llamamos a un taxi amarillo y regresamos a casa.
Etiqueta: La vuelta al mundo
11 / 02 / 16