Trayecto: Sindos - Polygros Distancia recorrida: 80 km Tiempo circulando: 5:45 horas Media: 14 m/h Tiempo: Sol y niebla
Hoy ha sido un día que ha empezado a las 5 de la mañana. Con eso ya podéis entender el título de la crónica. Primero he estado en la panadería que tiene Menelaos y su mujer en el centro de Sindos. Allí he estado durante las primeras horas de la mañana desayunando la especialidad de la casa. Sobre las 8 me he despedido de la familia de Menelaos y me he dirigido hacia una tienda de bicicletas recomendada por el mismo Menelaos; ya que de nuevo se me había roto un radio de la rueda de atrás.
En la tienda me han ayudado muchísimo. Me lo han arreglado y espero que para un largo tiempo; ya que desde hace un mes no paran de darme problemas. En la tienda también he hecho amistad con los dependientes y el jefe. Todos majísimos.
Después de eso tenía otra cosa importante que hacer: comprar la esterilla y quitarme otro problema de encima. A partir de ahí he empezado a visitar la ciudad por donde me habían recomendado. Primero los castillos y las murallas de la colina de la ciudad y luego la parte de la orilla del mar con la famosísima torre blanca. Entre otras cosillas interesantes que había para ver.
El recorrido me ha durado unas 3 horas. Es una ciudad muy bonita pero con pocas cosas para hacer. Por lo que he podido intuir, por las discotecas y la gente que no paraba de repartir folletos de salas de fiestas, esta muy dirigida a la noche.
Sobre la una y media, viendo que me sobraba mucho tiempo, he decidido tirar hacia mi siguiente destino: el monte Athos y a la salida de Thesaloniki. En Pylea he comido en un restaurante, poco conocido, pero con mucha gente, con la que he vuelto a hacer amigos. Para mi sorpresa y para rematar una comida tremenda, me han invitado a comer y nada menos que un menú por todo lo alto. La ensalada griega estaba deliciosa y la carne... mmmm... riquísima al toque de tomate con cebolla.
De ahí ya he continuado mi camino hacia el monte Athos y he vuelto a subir montañas y montañas, con las pocas ganas que tenía... Ya por la noche y con algo de frío, he llegado hasta Polygros un pueblo sin nada de especial pero muy grande, encima del monte. Aquí he podido ver el partido del barça atlético desde Madrid en un bar de un señor muy amable, que con sus amigos jugaban a las cartas.
Como decía al principio ha sido un día con muchas horas en las que he podido conocer grandes personas, al mismo tiempo que adelantaba camino. No me puedo quejar en absoluto, eso si... después de unos días con muchos kilómetros, necesito descansar un poco, aunque no se cuando podré...