Lugares visitados: Ushguli
Tiempo: Sol y nubes
Durante la noche anterior pasamos algo de frío en los pies y no descansamos lo suficiente; pero la ilusión de llegar, por fin, a Ushguri nos daba la suficiente energía para recorrer el kilómetro que faltaba sin ningún problema. Ese kilómetro de subida fue duro; pero al ver de lejos Ushguri nos recorrió una energía por el cuerpo especial.
Al llegar al primer pueblo un pastor nos dio la bienvenida y nos fue guiando por el camino pasando por perros agresivos y algunos toros y vacas que ocupaban el camino hasta llegar al segundo pueblo. De ahí nos llevó hasta una casa donde nos ofrecieron dormir y comer. Respetuosamente les comentamos que nuestra situación económica no muy buena y por unos 10 laris (tampoco muy barato) nos dieron leche de vaca, pan y un plato típico de la zona: alubias con pan rallado.
Luego nos despedimos y dejamos las bicicletas en la escuela del pueblo para hacer un poco de trekking por la zona, pudiendo gozar de las vistas más espectaculares de la comunidad de pueblos más alta de Europa, a los pies del monte Skhara 5139 metros de altura. Por la mañana lo vimos perfecto frente a nosotros y a medida que pasaba el día las nubes lo cubrieron parcialmente.
Por el camino encontramos una pareja china, Toto y Chu Lee, con los que paseamos un rato acompañados de algunos perros autóctonos. Luego, fue muy bueno, porque nuestra idea era la de quedarnos a dormir acampando o en algún lugar de la zona o en la casa que pernoctamos la noche anterior. Ninguna de las dos opciones nos gustaba lo suficiente; pero era la mejor forma de pasar la noche para el día siguiente recorrer en bici los 47 kilómetros que había hasta Mestia. Pero la pareja había llegado gratis con un señor que tenía una furgoneta y que había llevado a un amigo hasta Usguli. Después de conocerlo, ante nuestra sorpresa, nos ofreció regresar con ellos.
Fue algo genial para recuperar fuerzas y de paso recuperar un día.
En el trayecto esperamos al amigo fotógrafo del conductor: Mika.
De esta forma pudimos regresar relajados y al mismo tiempo evitar los baches y el barro que tuvimos que soportar la jornada anterior.
Llegamos tarde a Mestia y como Inga nos dio mucha confianza cuando estuvimos cenando hacía tan sólo dos noches, decidimos quedarnos también a dormir. La jugada nos salió redonda ya que, por 30 laris, cenamos de lujo y desayunamos genial.
La vuelta al mundo en bicicleta por Jordi Romo
Etiqueta: La vuelta al mundo
26 / 03 / 14